La “economía corsaria” que las mafias y el yihadismo han instalado en el Sahel y el norte de África; basada en “el contrabando de todo”, desde seres humanos hasta combustible o harina, es la clave de la migración irregular hacia Europa; que sólo se detendrá cuando cambie ese modelo económico y social.

Así lo explica el periodista Javier Martín; en “No hay tierra sagrada para los vencidos” (Blume), su último libro. “La solución no es llevar ayuda humanitaria a estos países, sino ir a la verdadera causa de la migración: una ‘economía corsaria’ que se ha convertido en la única salida para los migrantes, a los que sólo les queda trabajar para las mafias o ir a Europa”, asegura.

Se trata del sexto libro del delegado de Efe en Argelia y Túnez, en el que reflexiona sobre los diez años de la guerra en Libia, la migración irregular, el contrabando, los mercenarios extranjeros, el yihadismo y la economía corsaria. A través de los ojos de tres jóvenes que migraron en 2011, 2015 y 2018 en distintas circunstancias pero con el mismo sueño: ser futbolistas.

TRES PROTAGONISTAS, UNA MISMA HISTORIA

“Contar la historia a través de ellos es una elección para que se vea que la cuestión migratoria no es de ahora, sino que lleva una década o más. Son tres personas en tres momentos diferentes, pero con los mismos problemas, que no solo se han solucionado; sino que se repiten”, explica.

El libro forma parte de un proyecto de investigación conjunto con el fotógrafo Ricardo García-Vilanova, “LA ENCRUCIJADA DE LIBIA. Pasajes mortales a Europa 2011-2020”. “Lo iniciamos hace diez años cuando coincidimos en Libia de (Muamar al) Gadafi y pretende explicar lo ocurrido en una zona ahora estratégica para Europa; porque la migración es uno de los temas que articula ahora mismo su política”.

Los números son terribles: más de 15.805 personas se han dejado la vida en la ruta del Mediterráneo central desde 2014; unos dos millones la han atravesado y más de 700.000 refugiados y migrantes esperan ahora en Libia para embarcarse.

“Las cifras son aún más espeluznantes si entendemos que son solo una mínima parte de lo que esta ocurriendo. La cifra de muertos incluye los casos documentados; pero hay muchos más: los que se han perdido en el mar y en el desierto; un montón de cadáveres de personas vencidas por el camino, que no han podido superar los obstáculos y que no tienen derecho a una tumba, a un lugar sagrado donde descansar”, dice al referirse el título del libro.

Martín, premio Cirilo Rodríguez 2019, tiene claro que una sociedad y una economía diferentes son el único camino.
“También tenemos que entender que África siempre ha sido nómada y lo sigue siendo, que las mayores migraciones siempre han tenido lugar dentro del continente y que si creamos un sistema económico real y sostenible en toda esta zona, la gente seguirá moviéndose; pero en estos países; y no tendrán la necesidad de saltar a Europa y arriesgar sus vidas”.

MILITARIZACIÓN CONTRA INMIGRACIÓN

Por eso critica la “militarización” que ha adoptado Europa, en particular Francia o España -“que ha convertido el Sahel en una zona prioritaria y está moviendo tropas desde el Líbano”- para intentar controlar los flujos migratorios

“En la cumbre de Malta de 2012 se dio dinero a países como Níger o Mali para que lo utilizaran en seguridad, interior y defensa, para frenar la migración, porque Europa no está interesada en desarrollar su frontera sur, sino en cerrar una barrera para que no salten… pero al final es un error, siempre lo van a hacer, por muchos muros que pongas, mientras no se desarrolle económicamente la zona”, asegura.

Otro factor relevante es el yihadismo; que ha encontrado un lugar ideal para crecer y desarrollarse porque los gobiernos no controlan las zonas rurales de Mali, Burkina Faso, Níger o Argelia.

“El Sahel es el nuevo foco yihadista, de una nueva generación, muy vinculada a redes e internet, que esta gestando el próximo movimiento panaislamista con el que nos vamos a topar”; explica sobre lo que denomina el yihadismo 5.0.

Y en medio de toda esta compleja situación; “se está librando una guerra geoestratégica de baja intensidad, diplomática aunque también con elementos bélicos, en el Mediterráneo oriental, sobre todo en torno a las grandes reservas de gas en Chipre; con dos actores principales: Turquía y Rusia”.

Descubre más desde EFE Corporativa

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo